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Para las empresas, los clientes son fundamentales, pero el verdadero éxito está estrechamente ligado a las personas que integran la organización. Contar con una estructura sólida y una cultura organizacional adecuada es esencial. El comportamiento organizacional estudia cómo interactúan las personas dentro de las organizaciones, considerando factores como la vida personal, la personalidad del jefe o de sus superiores, los subordinados, el equipo de trabajo asignado y las directrices de la alta dirección. Estas interacciones influyen directamente en el funcionamiento de la empresa, y cualquier fricción en estos procesos puede traducirse en pérdidas económicas.
En este curso, se abordarán los factores clave que impactan el comportamiento organizacional, desde la gestión de personas y la dinámica de equipos, hasta la resolución de conflictos y la implementación de cambios. El Comportamiento Organizacional influye en todos los niveles de la empresa y su comprensión es esencial para el buen funcionamiento organizacional.
El enfoque del curso busca desarrollar habilidades gerenciales clave y estrategias de intervención eficaces que consideren la complejidad del entorno organizacional. Además, se enfatiza la integración de principios éticos y de responsabilidad social, promoviendo un equilibrio entre el cumplimiento de los objetivos empresariales y el bienestar de quienes forman parte de la organización.

La comunicación es el eje central de cualquier actividad que llevemos a cabo, tanto en la vida profesional como en el ámbito personal. Esto supone que una comunicación eficaz y adecuada hace que se pongan en juego las capacidades y habilidades que conforman la competencia comunicativa. Es decir, los conocimientos y acciones necesarios para que un individuo pueda hacer uso de manera acertada de los signos y símbolos de su comunidad sociocultural. En ese sentido, el día a día se compone de diversos contextos y en cada uno de ellos la transmisión de información es fundamental. Para que esto suceda de manera satisfactoria nos valemos del texto escrito, el cual, a diferencia del oral, permite que la información perdure a través del tiempo.

Escribir es una práctica social compleja, por tanto, las actividades diarias nos imponen la necesidad de desarrollar procesos de construcción de sentido y la adquisición efectiva de los esquemas conceptuales, con el fin de tener la capacidad de expresar de manera clara y eficaz los conceptos, su lógica y sus criterios.