El estudio de la historia debería permitirle al arquitecto encontrar explicaciones. Entre “historiadores” la afirmación sería redundante. Entre “arquitectos” resulta de rigor, entre otros, por dos motivos: i) Para entender la historia con frecuencia se recurre aún a la noción de estilos, que mal entendida cataloga la arquitectura según sus revestimientos e incentiva la transmisión de los hechos de manera superficial, sin darle la relevancia que merecen las particularidades locales y las transversalidades de los procesos. ii) Antes que identificar referentes y factores que van más allá de un gusto individual, el estudio de la historia permite ubicar en lugar y tiempo el objeto arquitectónico, para conducir al entendimiento de los caminos recorridos por los autores de tales obras. Desde esta perspectiva, el curso de Historia de la Arquitectura IV abarca algunos de los problemas fundamentales para explicar la producción arquitectónica y la transformación de las ciudades en Colombia y Latinoamérica. Considerando la amplitud del período de tiempo, el enfoque selecciona y enfatiza algunos de los hitos arquitectónicos que terminaron siendo representativos de los momentos de cambio en la construcción del país y la región. Desde luego, el uso instrumental de la historia de la arquitectura como herramienta proyectual, también es válido.